domingo, junio 04, 2006

en Jerusalem

Muro de los Lamentos


Llegué a
Jerusalém a la hora más hermosa, cuando el sol comienza a caer y la ciudad se cubre de oro (tal como dice la canción). Lo primero que hice fue visitar Ha Kotel Hamaaravi.

Por suerte mi vestimenta era la adecuada: falda bajo la rodilla, una chaqueta que cubría los hombros, nada de escotes, ni menos transparencias. Al entrar nos separamos: ellos partieron hacia la izquierda del Muro, nosotras a la derecha. Es parte de la tradición judía que hombres y mujeres recen por separado.



Mirar el Kotel .… indescriptible.
Tocarlo …. inolvidable.
Rezar ante él …. sobrecogedor.
Alejarme de él …. imposible.


Por largo tiempo me quedé parada frente a esas enormes piedras sin saber que hacer, pensando si existiría alguna plegaria especial para un momento como ese. No me acordé de ninguna ... sólo pedí y también agradecí. Luego, sin dar la espalda al Muro, salí con la mente puesta en regresar nuevamente.

Volví dos veces más, la última vez para dejar los mensajes que mis amigas de Antofagasta (Chile) habían enviado. No fue fácil encontrar un espacio para cada uno de ellos, millones de otros papelitos blancos con otros deseos ocupaban las mejores ubicaciones. Busqué algunas grietas desocupadas, tratando de no molestar a las mujeres que en un murmullo constante rezaban bien pegaditas al muro. Mujeres jóvenes, viejas, algunas muy bien vestidas, otras no tanto. Todas concentradas en sus libros de oraciones. Finalmente logré ubicar todos los mensajes y me despedí, deseando no olvidarme nunca de tí Jerusalém.

Dicen que esas numerosas cartas dirigidas a D’s son retiradas dos veces por año para dejar lugar a las nuevas peticiones y que luego son enterradas -como objetos sagrados- en el Monte de los Olivos, por donde –según las profecías- entrará el Mesías a Jerusalém.

Nota: En esta
página podrán encontrar hermosas fotos del Kotel y en esta otra también.

17 comentarios:

Unknown dijo...

Sra. Esther:
No se si existe la envidia sana, algo de eso experimenté al leer su crónica. Felicitaciones. Esos si que son momentos. Dios bendiga e ilumine su entrar y salir. Un gran y afectuoso saludo.

Zack dijo...

Son recuerdos que nunca se olvidan ;)

Felicidades

benjamin1974© dijo...

Leo y releo y me transporto en el tiempo y me veo en tu misma situacion... Solo queda contar los dias faltantes para eso, que por cierto no son muchos: solo seis meses y unos dias...

Harry Reddish dijo...

felicidades por ese viaje tan fantástico, disfrútalo

Un saludo desde Madrid

Hernán Fco. dijo...

Hola Esther: veo que de vuelta, sobrecojedor y muy ameno tu relato, las fotos en B/N son excelentes, tambien la cinta activa del comienzo...chica tecnologica, jeje, bienvenida al terruño.


¿Has considerado sacar la palabrita de verif?

Jaime Ceresa® dijo...

Israel..tengo dos buenas amigas que viven allá..me pasan invitando..la verdad es que nunca me he animado.
Mi tía estuvo en Jerusalem hace 3 años y dice que es precioso...algún día me voy a animar.-

Saludos.-

Araceli Casanova dijo...

que potente experiencia, y que sorpresa tu blog, te estaré visitando.Saludos.Ari de la Aldea.

Pipero dijo...

Interesante experiencia y muy bien descrita, tanto en palabras como en imágenes. Ojalá hagas realidad tus deseos!

Myk... dijo...

Simplemente sobrecogedor...bajo mi más vergonzante ignorancia, no sé si algún simple pagano como yo, tenga la oportunidad de acercarse a aquel muro... pero si la vida, las tradiciones, la fortuna, pero sobre todo Dios me lo permiten, seria una bendición para mi ir allá y acompañarme de una personita k tb es judía y k quiero mucho... creo q ella no conoce ese lugar y para mi seria maravilloso hacerlo junto a ella...
Un abrazo...

NoTa: ¿Sabias k tienes una profunda manera de compartir las cosas?

Fabián dijo...

Esther: pasé por tu blog. Lo guardé en favoritos. Espero leer más (y que escribas más seguido).

Estás ahora en Israel?

Jorge Valenzuela dijo...

Hola nuevamente Esther. Bueno, una sana envidia el saber que has estado en Tierra Santa, lugares donde yo quisiera estar aunque sea solo un par de días antes de partir de este mundo.

Gracias a Ofra Haza me terminé enamorando del cancionero israelí más tradicional, el Shirim Yeshanim, y sumado además a su hermosa voz de mezzosoprano comencé a hacerme cada vez más adicto a estas melodías, aunque no comprenda casi nada de hebreo. Siempre fui más seguidor del folclor árabe, y aunque Ofra Haza también adoptó mucho de estos ritmos por su origen yemení, ahora bajo constantemente música de Israel para poder evocar esa tierra que tantas ganas tengo de conocer, en especial, Jerusalém.

Saludos Esther.

Shalom.

Anónimo dijo...

não sei que tem aquele muro, mas que não é só uma pedra...isso não é!
e as fotos estavam muito boas
bj
nan

Anónimo dijo...

PS: Nan, daquele blog que visitaste...:)

Maggie dijo...

Shalom de nuevo, Esther, un placer pasarme por aquí y sobre todo, un placer saludarte.

Enhorabuena por la descripción de tus sentimientos hacia el Muro, sobre todo porque creo que los compartimos la mayoría.

Yo añadiría, además, otra cosilla: en ese Muro se nota la presencia de Dios. Allí está Dios.

Gonzalo Villar Bordones dijo...

Hermoso llegar al muro, cargando la historios y esos papeles blancos. Me conmueve mucho.

Anónimo dijo...

When i'm bad, i go here : www.kotel.fr

Esther Croudo Bitrán dijo...

Anónimo:

Thank you for coming. I will go to this site...

Toda Raba