miércoles, septiembre 28, 2005

SABRAS LO QUE ES SER PADRE...



Sabrás lo que es ser padre cuando sientas el latido de ese pedacito de tu corazón sobre tu pecho, cuando comprendas que el fruto de tu sueño es una mirada inocente ante tu alegría.

Conocerás la dicha de ser padre cuando sepas del llanto de la madrugada, de tus largas ojeras y la satisfacción de ver a tu hijo tranquilamente dormido, aunque tú ya no lo puedas hacer.

Únicamente sabrás lo que es hacerse padre cuando le hables aunque no te entienda aún y lo veas descubriendo asombrado una pequeña hormiga fuente de su primera lección de filosofía.

Sabrás lo que es ser padre cuando en la noche corras a comprar el remedio que necesita para aliviar su fiebre y cuando de puntillas te acerques a su cuna a escuchar su respiración.

Cuando por primera vez te diga papá, cuando ría porque lo lances al aire, cuando le impulses a dar sus primeros pasos, inequívoca señal de que empieza el camino hacia su destino y corras detrás de su bicicleta donde afanosamente pedalea el peregrinar de su futuro.

Sabrás la maravilla que posees cuando lo lleves por vez primera al colegio y veas sus ojos llorosos porque no quiere separarse de ti y sientas al alejarte el alma apenada dejándolo en medio de otros que le enseñarán a compartir.

Sabrás lo que es ser padre cuando reclame tu tiempo para ir al circo, a la playa y al paseo, cuando le enseñes a jugar y a armar rompecabezas, cuando juntos sueñen con las vacaciones de verano en que ambos se pertenecerán por completo.

Comprenderás el desafío que significa ser padre, cuando te rete con sus primeras preguntas y de momento no sepas cómo contestarlas, cuando le ayudes a escribir la carta al Viejito Pascuero y esperes la Navidad con el ansia compartida de una nueva niñez tuya y descubra en tu abrazo, en tu caricia y en tu beso incondicional, cuánto le amas.

Sabrás lo que es ser padre cuando en vez de sentarte como todos los domingos a leer el diario organices el campeonato de fútbol con sus amigos, o cuando sacrifiques una noche de copas por jugar a la Gran Capital, con reglas que seguramente no te harán ganar.

Cuando en complicidad se coman el postre que era para las visitas y juntos hagan todas esas cosas que mamá siempre dice que NO se deben hacer.

Sabrás lo que es ser padre cuando veas que va creciendo y tú lo acompañas, va avanzando y tú estás a su lado, y se va haciendo adolescente y en ese proceso tú no lo dejas, por duro que sea ver como poco a poco se desprende de ti, para ir en busca de sí mismo.

Sabrás lo que es ser padre cuando oigas el reclamo inesperado y su deseo de independencia. El día que deje de acompañarte, porque sus amigos lo esperan y sientas que tu corazón se estremece, porque el día llegó antes de lo que pensabas y sientas profundamente que así debe ser, porque es el precio que pagarás por el aprendizaje de su vuelo definitivo.

Y finalmente sabrás lo que es ser padre cuando un día tu hijo tenga que partir a otro lugar y la nostalgia consuma las horas que antes feliz disfrutaste en su compañía y quizás sea sólo el teléfono o la internet lo que te mantenga unido a él.

Y sobre todo cuando alguien venga y lo lleve de tu lado para perseguir otro arco iris, el de su propia vida, y sientas que algo muy tierno se despide de tu alma. Entonces, cuando lo dejes ir con el regocijo de la tarea cumplida, sabrás lo que es saberte padre. Sólo entonces podrás saber con plenitud, la maravillosa experiencia, regalo de Dios, que es saberse padre.


Nota: Adaptación libre del texto de Rubén Núñez de Cáceres V.

miércoles, septiembre 21, 2005

El oficio de ser...

El oficio de ser...
Un día fui a renovar la licencia de conducir y la persona que tomaba los datos, me preguntó mi ocupación. No supe como etiquetar mi trabajo de "madre" y qué responder.
Al percatarse de esto la oficial me dijo:
-"A lo que me refiero es a sí trabaja usted o es simplemente una …"
-"Claro que tengo un trabajo, le contesté, soy mamá".
Casi sin mirarme a la cara, la oficial respondió enfáticamente, -"No ponemos mamá como opción, vamos a poner "ama de casa". Concluyendo mi trámite sin oportunidad de reparo.

Había olvidado por completo esta historia hasta que un día me pasó exactamente lo mismo, sólo que esta vez, al renovar mi pasaporte.
La funcionaria era nuevamente una mujer, una mujer de carrera, de traje sastre y gafas cuadradas cuyo título despampanante colgado en su oficina decía: "Interrogadora Oficial".
-"¿Cuál es su ocupación?", me preguntó ella.
¿Qué me hizo contestarle lo que les voy a contar?, no lo sé, pero las palabras simplemente salieron de mi boca:
-"Soy una Investigadora Asociada en el campo del Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas".

La funcionaria se detuvo, el bolígrafo quedó congelado en el aire y me miró como si no hubiese escuchado bien. Repetí el título lentamente, poniendo énfasis en las palabras más importantes.
Luego, observé asombrada cómo mi pomposo anuncio era escrito en tinta negra en el cuestionario oficial.
-"Me permite preguntarle", dijo la funcionaria, con un aire de interés, "¿qué es exactamente lo que hace usted en este campo de investigación?".
Con una voz muy calmada y pausada me escuché contestarle:
-"Tengo un programa continuo de investigación (¿qué madre no lo tiene?) de laboratorio y de campo (normalmente me hubiera referido como adentro y afuera). Estoy trabajando para mi maestría (la familia completa) y ya tengo cuatro créditos (mis hijas).
Por supuesto que mi título es uno de los que mayor demanda tiene en el campo de humanidades (¿alguna madre está en desacuerdo?) y usualmente trabajo 14 horas diarias (en realidad son más, como 24). Pero el trabajo tiene muchos más retos que cualquier trabajo sencillo y, las remuneraciones están ligadas al área de la satisfacción personal".
Se podía sentir una creciente nota de respeto en la voz de la funcionaria mientras completaba el formulario. Una vez terminado el proceso, se levantó de la silla y personalmente me acompañó a la puerta.
Al llegar a casa, emocionada por mi nueva carrera profesional, salieron a recibirme tres de mis asociadas al laboratorio, de 13, 7 y 3 años de edad. Arriba podía escuchar a nuestro nuevo modelo experimental, en el programa de desarrollo infantil (de 6 meses de edad), probando un nuevo programa de patrón en vocalización.

¡Me sentí triunfante! ¡Le había Ganado a la burocracia! Había entrado en los registros oficiales como una profesional……
¿Aunque qué más distinguido e indispensable para la humanidad que ser sólo "una madre más"?.

Nota: Salvo algunos ajustes el texto no me pertenece.