jueves, diciembre 22, 2005

FELIZ JANUCA

Feliz Navidad, Feliz Jánuca.

Al acercarse las fiestas de fin de año, nos invade una espiritualidad que el resto del año parece dormida. Las cosas materiales pasan a segundo plano, nos preocupamos de consolar al que no fue tan amigo, de entender la desgracia del pordiosero, de acoger con tolerancia esa opinión disidente, de respirar un aire diferente, menos contaminado. Un aire que promueve un reencuentro, no tan solo con nuestros seres queridos, sino también con el sentido de nuestras vidas.

Hoy les quiero contar acerca de
Hanuká o Jánuca. "Fiesta de la Libertad", "Fiesta de la Inauguración", "Fiesta de las Luminarias", "Fiesta del Milagro". Y es que Jánuca tiene muchas lecturas. Tiene una connotación bélica: la victoria de los judíos frente a los griegos; otra connotación humana: inaugurar los servicios religiosos del Templo de Jerusalém. Una connotación espiritual: mantener encendida la luz eterna. Y una connotación divina: el milagro del aceite...

La lucha por la libertad

La historia de Jánuca se remonta a tiempos antiguos, al año 165 a.e.c. Cuando el rey griego-sirio Antíoco Epifanes decide helenizar al pueblo de Israel, prohibiéndole seguir sus tradiciones y costumbres. Como reacción a esta imposición,
Judas Macabeo y sus cuatro hermanos organizaron un grupo de resistencia conocidos como los Macabeos quienes lucharon contra el paganismo y la tiranía. Después de tres años de combate, los Macabeos desalojaron a los griegos-sirios de Judea, recuperando el templo de Jerusalém.

Cuando los Macabeos entraron al templo, descubrieron que los griegos-sirios habían apagado la luz eterna de la Menoráh sustituyéndola por la estatua de Zeus. Para volver a prender las luces en el candelabro, sólo encontraron una tinaja de aceite purificado, cantidad que normalmente servía para alimentar las luces del candelabro un solo día. Sin embargo en aquella ocasión, la pequeña cantidad de aceite no se consumió y las llamas brillaron durante ocho días, plazo necesario para que los sacerdotes prepararan nuevas raciones de aceite.

Jánuca se transforma así en un pequeño milagro, milagro que se acrecienta en cada uno de nosotros mientras la luz supere a la oscuridad, a la confusión, al autoritarismo, a la discriminación y sea una evocación perpetua de la victoria contra la persecución....


Para quienes me han visitado alguna vez, para quienes lo siguen haciendo y para todos los que están por venir: mis más profundos deseos de amor, tolerancia y respeto:

FELIZ JANUCA y FELIZ NAVIDAD

En el siguiente blog de Luis Gutierrez podrán leer un hermoso cuento de Navidad.

viernes, diciembre 09, 2005

Desaparece un clasico

Uno de los clásicos símbolos de Londres: los tradicionales buses rojos de dos pisos conocidos como Routemasters -que comenzaron a aparecer en la década de 1950- serán reemplazados.

Para los que nunca los conocieron o para aquellos que al leer esto sientan nostalgia, les cuento que ya no hay tiempo de subirse a un avión, volar hasta Londres y encaramarse en uno de ellos. A fines de diciembre de este año no existirán más y a partir de hoy comenzaron a retirarlos de circulación.


Pero como estamos un poquitín lejos de Europa, los invito a recorrer -aunque sea en nuestra memoria- aquellos lugares, objetos, instalaciones, que ya no existen o que pronto van a desaparecer en aras del adelanto tecnológico y que seguramente vamos a recordar con nostalgia.

¿Cuál es el clásico que vas a extrañar?

martes, diciembre 06, 2005

recuerdos...

Un día nublado....


Un recuerdo de: Castpost y Esther

Amaneció nublado en Antofagasta, cosa rara para los primeros días de diciembre en esta zona del país. Como siempre, las nubes me recordaron a La Serena, ciudad donde nací y crecí hasta que me fuí a la Universidad. En Serena, todos los día son así, nublados, donde volverse a dormir bien “acurrucadita” hasta despertar con la sirena de las 12 no costaba mucho. Todo un gusto provinciano.

Me acordé de los veraneos en Tongoy, de días también nublados, cuando salíamos temprano a caminar por la Playa Socos, para luego de vuelta a casa, pasar primero por “La Paloma” -donde vendían el mejor pan amasado que he comido en mi vida- y por el Kiosko para comprar El Mercurio y ver los puntajes de la Prueba Aptitud de todos los conocidos.

También me acordé de Santiago, donde íbamos para las vacaciones de invierno. Llegar a la casa de mis primos -los primeros que se habían aventurado fuera de la IV Región- era todo un evento: con guitarreo, nuevos amigos que hablaban de otros temas y sobretodo con la música de Carole King mientras afuera comenzaba a llover.