viernes, mayo 26, 2006

Ani Ve Ata

Ani Ve Ata

Yo y Tú cambiaremos el mundo
Yo y Tú, vendrán otros también
Han dicho esto antes que yo pero no importa
Yo y Tú cambiaremos el mundo

Yo y Tú lo intentaremos desde el principio
Nos irá mal, no importa no es terrible
Han dicho esto antes que yo pero no importa
Yo y Tú cambiaremos el mundo



Así dice letra del que podría ser el segundo himno de los israelíes y la canción más famosa de Arik Einstein, uno de sus mejores cantantes. Esta canción escrita en los años ’70 refleja un canto a la paz, un llamado al espíritu revolucionario de todos los que creen que las cosas se pueden mejorar.

Estamos en Israel, en la radio suena “Ani ve ata”, los altoparlantes la transmiten para todo el kibutz, los niños corremos a la TV, nuestra serie favorita Hawaii cinco-0, está por comenzar, afuera una brisa tibia de verano. Es el año 1973….dentro de pocos días será Iom Kipur y ya nada volverá a ser igual…

Update: Para aquellos que me dijeron que les encantó la canción, y en especial para Myk, les dejo en la parte donde dice ... aportes más, la letra en Hebreo (fonética) para que la puedan cantar.

viernes, mayo 19, 2006

el Neguev que deje



Domingo 23 de abril:

Nos subimos a un Lufthansa con destino a un largo viaje. Si éramos 20, 25 o 30 personas, poco importa ahora. Sólo sé que ahí estaba yo, con el pasaporte en la mano a punto de partir a un destino al cual me costó muchos años volver.

Acerca de los lugares que visité y de lo que viví, les contaré en otra oportunidad, total tiempo hay e historias también. En esta ocasión les quiero hablar de los 20 o 30 que me acompañaron, en ese fugaz regreso que hice a Israel.

Mi viaje no estaba motivado por aquellas razones que llevan a miles a pisar Tierra Santa,
Eretz, Palestina o como le quieran llamar. Mi viaje no coincidía tampoco, con un evento trascendente: plantar un árbol, inaugurar un bosque o rendir un homenaje a un pariente desaparecido en el holocausto. Mi motivación –tal vez más egoísta- era mi reencuentro con mi propio pasado, con mis fantasmas no enterrados, con un Israel de 1973 visto con los ojos de unos lejanos 11 años.

Impaciente por mirar, por sentir, por tocar, me llené durante los escasos 7 días que duró el retorno, de cada color, olor y sonido que pudieran mis sentidos captar. Me llené de todas las sensaciones que pude y de todos los momentos que viví, imposibles de reproducir en las más de 100 fotos que tomé.

Difícil fue encontrar los recuerdos, más difícil aún encontrar las respuestas. Tan sólo me aferré a esos 20 o 30 desconocidos -hoy un poco menos desconocidos, un poco más amigos- que me conectaron con la que soy, con la que he querido ser, con la que nace en este desierto en el que vivo, capaz, ni tan lejos del
Neguev que dejé.


Update: Algunos no alcanzan a salir en la foto, si tomaron una mejor....me la mandan y la publicamos.