No sé si fué por estar en el lugar indicado, en el minuto correcto y todo lo demás..... o fué sólo una casualidad....
El asunto es, que el martes 16 cuando volvía en un vuelo desde Santiago a Antofagasta tuve un gran privilegio. Faltaba poco más de media hora para llegar a nuestro destino cuando el piloto nos motiva a mirar hacia nuestra izquierda. Rapidamente los curiosos nos agolpamos a las ventanillas del avión y tuvimos la posibilidad de localizar -a simple vista- un cuerpo de gran luminosidad con una larga cola atravezando el cielo anaranjado.
Un espectáculo deslumbrante, a una hora también deslumbrante.
Un espectáculo deslumbrante, a una hora también deslumbrante.
En ese vuelo viajaba -para suerte nuestra- una astrónoma europea, quien luego de ver el cometa calmó a los impacientes quienes enseguida querían ver la famosa lluvias de estrellas fugaces. Nos explicó que los cometas son pequeños cuerpos de varios kilómetros de extensión que giran velozmente alrededor del Sol y es en esa carrera hacia el Sol cuando se originan sus vistosas colas y las románticas estellas fugaces.
El cometa Mc Naught nos acompañó hasta que aterrizamos y no me cansé de acercarme a la ventanilla del avión una y otra vez, sabía que sin una cámara fotográfica debía retener ese momento sólo en mi memoria.
Si usted no lo vió, espérelo esta tarde. Es un cometa muy fácil de localizar: sólo mire hacia el horizonte en dirección suroeste, cerca de donde el sol se pone y entre las 8:30 y 9:30 de la noche verá el cometa más brillante que se haya observado en los últimos cuarenta años.
